Qué sencillo resulta abrir un frasco de conserva y verterlo en el plato.
Inmersos en el clima acelerado de nuestro día a día, no tenemos tiempo de pararnos a pensar en qué hay detrás. Nuestra mayor preocupación consiste en coger ese envase de la estantería del comercio habitual y que, por suerte, no haya mucha gente para que podamos terminar pronto. Es más, actualmente no tenemos ni que desplazarnos, ya que la moderna tecnología ha conseguido que nos lo traigan hasta la puerta de casa si es necesario.
Estamos expuestos a una sobrecarga de estímulos que genera en nosotros una rutina por la que pasamos sin pensar ¿Qué hay detrás de ese producto? ¿Cómo se fabrica y quiénes lo fabrican? ¿De dónde sale la materia prima? ¿Quién lo siembra y lo recoge?
"Actualmente no tenemos ni que desplazarnos, ya que la moderna tecnología ha conseguido que nos lo traigan hasta la puerta de casa"
Conservas Almanaque apuesta por un producto de cercanía, por una materia prima de proximidad, donde sea posible ir a ver cómo va madurando cada fruto y podamos dialogar con el agricultor sobre cómo está siendo la cosecha o qué dificultades están surgiendo debido al clima, plagas u otros factores.
La agricultura se ve fácil cuando el arado es un lápiz y se está lejos del campo.
La relación de confianza con nuestros agricultores, y decimos nuestros porque como parte de nuestra plantilla los sentimos, y el respeto hacia su trabajo ha hecho que sigan sembrando y recolectando para nosotros las siguientes generaciones de agricultores.
La armonía, en un trabajo bien hecho, se refleja en el producto final y eso, en Conservas Almanaque, lo sabemos.
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